Sur-Independencia-Norte

La avenida Independencia, en Guadalajara, es una frontera urbana. Esa línea que va de norte a sur es la que separa la Guadalajara “presentable” de la que mucha gente no quiere ver: la ciudad nueva de la vieja. Es común observar la Calzada —como se le conoce— abrumada por espectadores fanáticos del futbol camino al estadio entre el tráfico diario sin descanso. Es un tanto cómico y hasta poético ver un autobús abarrotado detenido por el pausado paso de un caballo que jala una calandria por la Calzada, una escena que refleja que esta ciudad agoniza entre la modernidad y la tradición. Una avenida de mariachis y prostitutas, de indigentes que caminan a la par de los noctámbulos en busca de un lugar donde continuar la diversión cuando ya todo ha cerrado. En este campo minado de historias me he sentido atraído en particular por las personas que trabajan a lo largo y ancho de la Calzada: lavacoches, prostitutas, tatuadores, cirqueros del asfalto y otros habitantes de esa rúa.